APOYATE EN MI
Apoya sobre mi hombro tu cabellera de espuma
y déjame que adivine de qué color es la bruma
con que recubres tu alma por no dejarla desnuda
a solas, de madrugada alucinada de luna.
Apoya sobre mi hombro tus sueños y quimeras,
para templar mis deseos al fuego de tus hogueras
las que te encienden los ojos para que quemes en ellas
las sensaciones que abren senderos en tus ojeras.
Apóyate, apóyate en mí que te llevaré adonde quieras ir.
Apóyate, apóyate en mí y acompáñame vamos a vivir.
Apoya sobre mi hombro si por acaso tuvieres
alguna duda lejana que se haya vuelto rebelde
de tanto andar de puntillas, hurgando por mis quereres;
que dudo yo que haya dudas en tus soleados andenes.
Apoya sobre mi hombro la soledad y el hastío
que te provoca la gente que ve desde el graderío
tergiversadas las cosas llamando lluvia al rocío,
vergüenza a una desvergüenza y a un gran amor, amorío.
Apóyate, apóyate en mí que te llevaré adonde quieras ir.
Apóyate, apóyate en mí y acompáñame vamos a vivir.
Apoya sobre mi hombro la fiesta de la alegría,
cuando te abarca ese tiempo de caminar distendida
por las aceras del aire, sonorizando la brisa
con las campanas al viento de tu inefable sonrisa.
Apoya sobre mi hombro la esencia de tu esperanza
no olvides que soy un mago, tengo chistera y templanza
y puedo hacer maravillas con mi varita de plata
si vienes conmigo allá, por donde yo vaya.
Apóyate, apóyate en mí que te llevaré adonde quieras ir.
Apóyate, apóyate en mí y acompáñame vamos a vivir.
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